Hoy recuerdo los
poemas de antaño
Aquellos que he
escrito desde mis primero años
Recuerdo al perro de
la Merced
Recuerdo el divino
tuerto y más
Pienso en esos días
Cuando escribía de
tristezas igual que de alegrías
Cuando hacía historias
secretas al morir el día
Escribía de ti, de mí,
de él, de ella…
De todo lo que me
rodeaba… de miles de estrellas
Mis letras eran puras,
no había ideas huecas
Todo era ilusión o
verdad o promesa…
Llegué a escribir uno
o dos acerca de la muerte
Pero no para morir,
solo para quejarme de mi suerte
Todo era verdadero,
cualquier verdad era cierta
Hasta el más leve
logro constituía una gran proeza
Tenía, en algún modo, algo
más de fortaleza
Era enfermizo, débil,
flaco
Pero carecía de
límites censurados
Sabía que podía volar
y recorrer el mundo en un día
Pero nunca lo hice,
porque mi madre entristecería
Escribía con tintas de
riachuelo
En hojas de cielo azul
No eran de tinta mis
versos
Eran sangre del
corazón
Había sonrisas, versos
y canción
Podía enamorarme sin
prisa
Podía llorar con lo
que hoy me causa risa
Podía enfrentarlo o
dejarlo todo sin vacilación
Ahora veo solo sombras
del pasado
Veo al futuro y siento
nostalgia
De lo que aún no ha
llegado
En mi presente
encuentro escombros de otros tiempos
Cuando recuerdo y
sueño con los poemas de antaño
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